MI CORAZÓN LO OCUPA UN MUERTO

 


    En vista de lo que puedo llegar a deducir que alberga mi subconsciente, veo que la realidad es que me invade la indecisión, la falta de gozo y la soledad. ¿Quién produce esto en mi interior? Pues la respuesta es que allí habita un ídolo caído, alguien de otro tiempo que yace y hiede en su propia podredumbre. Un ser que hay que desalojar de inmediato porque es una carga inútil. Ese ser, en mi caso, es un tal Adrián.

¿Qué ocurre? Pues ocurre que en este cosmos de superficialidad parece más fácil pretender ser quién no eres, a ser auténtico. Hay una parte en nuestro ser que la sabiduría define como el corazón. Esta es una parte que comprende la totalidad de tu alma y un tercio de tu espíritu. Esto es el corazón. Sí, el órgano de amar. ¿Y que hay en tu alma? Pues según esta sabiduría, tu alma está formada de tres elementos esenciales de la misma manera que lo está tu cuerpo. Tu cuerpo tiene cabeza, tronco y extremidades. Tu alma tiene mente, voluntad y emociones. También tu espíritu tiene intuición, comunión y conciencia. Y mira, esta palabra a la que llamamos alma se deriva de un término griego que quizá te resulte familiar, la psiquis.

Y el corazón además de albergar tu psiquis, también integra tu conciencia. La conciencia es ese órgano que te habla en voz baja desde el subconsciente y que te dice si estás bien o estás mal. Pero también sucede algo curioso porque este órgano le está hablando a tu mente, a tu voluntad y a tus emociones, pero se diferencian en que éstas hablan en voz alta. (Por no hablar de la voz del cuerpo, ese ya no es consciente más que de sí mismo, ese grita así: ¡Tengo hambre!!) Pero el alma es como un niño que está muy entretenido con sus sentimientos y que busca atención. Entonces la conciencia se queda callada esperando que alguien se digne a preguntarle si tiene algo que decir. El problema es que sí tiene mucho que decir, de hecho, fue diseñada para darte dirección en la vida y alertarte de lo que sí y de lo que no. Es tan sencillo, que quizá es increíble.

Esta alma juega constantemente con ese ser irreal e ideológico, sí, es un ídolo que ella misma ha creado y que le ha puesto por nombre “He man”, “Superman”, “Adrián” o algo así… Por esto hoy día llenamos nuestra alma con ideologías, con emociones fuertes y buscamos poder hacer lo que nos de la gana disfrazando nuestra inmadurez de libertad. Nada más lejos. Esto es más bien, esclavitud hacia nosotros mismos.

La libertad, clama esta sabiduría, nace cuándo realmente eres consciente de la verdad y decides si sí o si no en base a ésta. Porque la libertad no es hacer lo que plazca, es hacer lo que debes hacer. ¿Y qué debes hacer? Pues estos secretos de nuestro caminar se hallan “ocultos” en nuestro espíritu dónde residen además de la conciencia, otros dos órganos fundamentales, éstos son la intuición y la comunión.

¿Pero la comunión no es eso que haces cuando tienes unos 8 años y te dan tu “primera ostia”? Pues no, no tiene nada que ver con eso, pero claro, con 8 años te llega demasiado tarde… Esa “ostia” te tendría que haber llegado antes para hacer callar a tu alma y poder descubrir el mayor tesoro de la humanidad que reside en nuestro interior. Este es el mayor privilegio que puedes tener y es el de comunicarte directamente con DIOS, sin interferencias. Esto es la verdadera comunión. ¿Qué te parece?

También te he nombrado la intuición. Si, es aquel discernimiento que ha nacido en tu interior muchas veces y que tu mente griega ha calificado como “loco” por lo ilógico de su naturaleza, y lo ha mandado callar tantas veces. Claro, al final se calla. ¿Para que seguir perdiendo el tiempo? ¿Te suena esta frase? “Yo sé que algo hay, no sé que es, pero hay algo, no sé… una energía…”. O aquello que pasa cuándo te llama esa persona en la que estabas pensando. Es como si te llegara una notificación previa de que te iba a llamar. Lo sabías. Pues he aquí te presento a: la intuición.

Llegados a este punto ya has podido ver que ciertamente hay algo muy profundo que clama en nuestras vidas y que la pandemia del estrés no nos permite ver. Por contrapartida y realmente si que es lógico plantearse si debemos seguir dejándonos llevar por nuestro planing mental o empezar a tomar otro rumbo que produzca unos resultados más coherentes e infinitamente más satisfactorios.

Y fíjate, aquí es donde entra en escena continuamente ese ídolo sin vida que está usurpando nuestra alma, diciendo: aquí estoy, yo sé como funcionan las cosas, ¡dejarme a mí! Claro con esa claridad y siendo un ser imaginario, no le queda otra que gritar para no desaparecer de la existencia. Ese ser que controla tu vida, es tu peor enemigo, tu Yo. Ese que tanto está de moda, este pretende interferir lo que está emitiendo tu espíritu en la calma de su naturaleza para no dejar que se manifiesten esas “locuras” que intuyes, que Dios te está comunicando y que tu conciencia confirma. Pero en un mundo gobernado por los Yos ¿adónde pretendemos llegar? Que alguien me lo explique, porque ninguno existe de verdad.

 

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