SE ME OLVIDÓ PONER LA OTRA MEJILLA

 En esta ocasión tengo que venir a aclarar un asunto de prioridad nacional. Hoy escuchaba decir a un muy buen periodista y escritor que jamás se le debería tapar la boca a nadie. Y esto es así, sé que lo ha dicho por mí. Porque la verdad no se trata de una guerra dialéctica para ver quién lleva o no lleva la razón. La verdad siempre se viene revelando a través de la franqueza viva del ser humano que la está proclamando desde alguna cábala interna a través de su boca. Por supuesto, también hay argumentos en los corazones de la gente que nacen de la maldad. Y sí, se manifiestan en forma de palabras en este mundo. Vocablos que nacen de pensamientos torcidos y desviados de la mera realidad, porque la existencia es en sí misma una gracia que viene desde el mismísimo cielo.

Y acabo de ser consciente de que llevarme a mí la contraria puede resultar muy peligroso. De hecho, cuando cohabitas con la ignorancia, no eres consciente de que reside algo en ti de esa criatura malvada que tratas de aplacar en el otro. Y es peligroso porque mi carácter natural es muy guerrero, belicoso y radical hasta el extremo. Esto no está mal, pero no se debe batallar en el ámbito de lo cómodo, la guerra es mucho más perspicaz y sutil que todo esto. Cuando echamos mano de nuestra brutalidad parece que todo se va a acabar cuando decides cercenar a espada la testa de tu enemigo. Y estoy de acuerdo en amputarle la cabeza al adversario, pero no en lo físico, ni en lo almático, sino en términos fundamentales de autoridad. Porque cuando no hay una verdadera autoría de los hechos que narra el caminar del hablante, no existe base sobre la que se pueda mantener firme. En está ocasión perdí mi autoridad, quizá porque ya no la tenía, aun siendo cuándo más seguro estaba de haberme casado con en ella. Si así fue, le fui infiel. Creo que esto sucede cuando tu existencia es una simple sombra de la realidad en la que te crees plantado.

A todos nos gustaría vivir en ese sueño de aventura que llevamos por dentro, pero no nos atrevemos. El miedo nos paraliza y preferimos convivir con este tormento que arrojarnos al barco que nos grita que lo abordemos cuándo está a punto de izar velas. Cuando te arraigas en la certidumbre de lo que razonas, se acaba viendo el caos en el que te embarraste.

Aquí radica el éxito de poner la otra mejilla, porque este sublime acto de solidez te acerca a un ámbito de madurez que está pronto a esparcir sus semillas por este mundo. Y estas semillas contienen el verdadero ADN del ser humano alguna vez conocido como: humus-man. Este viene a ser el hombre-tierra ó el hombre humus, término que linda con humilde. Un ser que está en grave peligro de extinción. Este es el genuino diseño de persona para este mundo porque contiene el sustrato húmico adecuado para hacer germinar dicha semilla que, llegará el día, llenará toda la tierra. Esperemos que no lo retrasemos más, porque esto depende absolutamente de nosotros.

Mal se digieren las bofetadas en el rostro, pero nada que ver con las que recibe el alma, por no hablar de los guantazos que atacan y oprimen directamente a la conciencia del hombre. Estos si que duelen. En mi particular caso recibí uno en la voluntad que hospeda mi persona. Admití un ataque sorpresa a mi órgano de tomar decisiones, pretendiendo vanamente protegerme de la boca que lo asediaba. Algo que mi mente tradujo como una clara manipulación, encendiendo como en un horno a mi emoción. Produciendo así, un sofocante estado de alarma nacional en todo mi ser, y como contrapartida expulsando un arma arrojadiza de bloqueo directo hacia mi opositor, saliendo por mi boca una granada que verbalizó un sistemático: -¡¡¡Enmudece Satanás!!!- que, seguido de ponerme en pie lo sazoné con un solemne: -¡¡Aire!!- que retumbó a máxima potencia al compás de un chasquido producido por la fricción de mi pulgar y mi corazón, dejando al dedo índice señalando la salida de aquella habitación.

Hay un desenfoque extremo en nosotros que nos impide pelear la buena batalla. Procuramos evitar que siga habiendo víctimas inocentes que se pierdan tratando de eliminar al adversario por nuestros medios, bien sea con un tosco bramido o con un acto de exterminio. Cuando evidentemente la validez estriba en que éste se tendría que desarmar por sí solo, siendo su vana existencia su propia trampa y condena. Porque de seguro que desaparecerá por siempre cuándo no quepan sus cavilaciones en un formato humano dónde germinen y crezcan más rápidamente las semillas de la humildad y la eternidad. Simiente que hará mermar la importancia que se les ha dado a los mares circunstanciales y temporales en los que vamos navegando día tras día. ¿A quién podremos salvar? Si simplemente se libraran en lo sencillo unas cuantas almas ¿no produciría esto un “efecto llamada” hacia la vida y un anhelo en el otro ejecutante de la obra?

Pues bueno, al no ubicarse mi persona en esta posición de autoridad por no percibirme entero en mi propia argumentación y caer en la trampa de la autodefensa, sólo me queda recurrir al aparejo del perdón. Y pido perdón a todos aquellos actores que, si en algún momento de mi carrera biográfica les tapé la boca, me equivoqué. Fue un despropósito al no tener firme mi asiento por la falta de hechos en mi vida. No porque dijeran cierta verdad, ni siquiera porque se merecieran escuchar aquello que contenían, tampoco porque su dolor me era indiferente ni dejara de serlo. Pido perdón porque es necesario que cese de prosperar la oscuridad que habita la ignorancia de unos y otros, dando por fin cabida, aunque sea tarde, al Amor, que es el Gran Rey ignorado desde el principio de los tiempos por la humanidad, de la que, pese a mi orgullo, también formo parte como miembro activo. Y no hablaré mas de Amor porque desconozco siquiera si es posible hablar de Él, ya que es una forma de vida muy lejos de cualquier teoría que pueda salir por una boca de donde brota en ocasiones agua amarga y fuego encendido como en este caso es la mía. Así que ceso en mi empeño y dejo lo torcido, torcido y me sumerjo otra vez en esta señora aventura a la que llamamos Experiencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SEPULTADO FRENTE A LA OSCURIDAD

EL ÚLTIMO ENEMIGO

TE DOY MI VIDA